jueves, 8 de agosto de 2013

Ambientes áridos.Los camellones de cultivo.Segundo año a, b y c.

El cultivo en el lago Titicaca

Es la modificación de la superficie del suelo, creación artificial de áreas de terreno más elevadas para realizar cultivos dejando espacios a manera de pozas para facilitar el almacenamiento y movimiento del agua con el objeto de aumentar el contenido orgánico de los suelos y su aptitud para el cultivo, son distribuidas en forma repetitiva en la llanura altiplánica, para aprovechar las extensas áreas que periódicamente son inundadas, por las precipitaciones pluviales o por el aumento del nivel de las aguas del lago Titicaca. Estos espacios son creados para hacer cultivos en la parte elevada, que por su conformación siempre se encuentra por encima del agua, mejora el drenaje y el almacenamiento de agua para regadío, la óptima utilización de la energía solar disponible, por su efecto termorregulador atenúa los efectos de las heladas, se aprovecha estos terrenos para hacer sembríos principalmente de papa, quinua, cebada, oca y otros. Sobre sus orígenes, algunas investigaciones han demostrado que; la agricultura en los camellones apareció relativamente temprano en las proximidades al Lago Titicaca, se hacían frecuentes cultivos con elevada producción porque era un sistema agrícola eficiente, de fácil construcción y su utilización estaba al alcance de las familias. Su uso probablemente se inició 100 a.a.C. hasta 400 a.d.C, asociada a culturas agrícolas tempranas en la cuenca y con la cultura Pukara; luego comenzó 1,000 a.d.C. hasta 1,450 a.d.C. asociada con los Señoríos Aymaras del Intermedio Tardío. Los waru warus o camellones, es el más ingenioso sistema para el manejo de los suelos y el agua con fines agrícolas, son sistemas que se encuentran especialmente en lugares inundables.
.. Bolivia: cultivos a salvo de inundaciones Autor: James Painter Trinidad Bolivia: La técnica de "camellones" reduce la tala de árboles para agricultura. Agricultores en el corazón de la Amazonía boliviana están experimentando con un método agrícola inspirado en la sabiduría de los pueblos indígenas que vivieron en esa zona hace siglos. Se trata de una técnica que ofrece protección contra los extremos del cambio climático, reduce la deforestación y mejora tanto la nutrición como la seguridad alimentaria. El sistema se basa en el uso de plataformas elevadas de tierra cultivable rodeadas por canales. Parecen metas muy ambiciosas, pero son precisamente las que busca lograr un proyecto que desde hace dos años impulsa una organización no gubernamental cerca de Trinidad, la capital del departamento de Beni. El sistema se basa en la construcción de los llamados “camellones” o plataformas elevadas de tierra de hasta dos metros de altura, rodeadas por canales. Los camellones se encuentran por encima del nivel de las inundaciones y por ello protegen semillas y cultivos, evitando que sean arrasados. El agua en los canales provee a su vez una fuente de irrigación y nutrientes durante la época seca. Como los pueblos precolombinos Comunidades pobres en Beni utilizan hoy técnicas parecidas a las desarrolladas por los pueblos precolombinos para enfrentar problemas similares. Oscar Saavedra, Fundación Kenneth Lee Un sistema similar al de los camellones fue utlizado por los pueblos precolombinos que vivieron en el Beni entre el 1.000 A.C. y el 1.400. “Uno de los aspectos más extraordinarios de nuestro proyecto es que comunidades pobres en Beni utilizan hoy técnicas parecidas a las desarrolladas por los pueblos precolombinos para enfrentar problemas similares”, asegura Oscar Saavedra, director de la Fundación Kenneth Lee y creador del proyecto. Uno de esos problemas era qué hacer ante las periódicas inundaciones, que según Saavedra “fueron la base para el florecimiento de una gran civilización”. Las inundaciones siguen siendo un enorme problema para Beni. En 2008 se registraron las peores en medio siglo y los dos años anteriores también habían sido problemáticos. El año pasado, unas 120.000 personas se vieron afectadas por las inundaciones –uno de cada cuatro habitantes del departamento- y las pérdidas superaron los US$200 millones. Vastas extensiones de tierra en el Beni se encuentran bajo agua durante meses, salvo en las zonas elevadas. Ampliar imagenLa experiencia del 2008 llevó a muchas mujeres a participar en el proyecto de camellones. “Todo se perdió. Yo había sembrado arroz, maíz, rama, plátano y cebollas en mi chaco, pero todo se llevo el agua. Se quedó limpio,” explica Dunia Rivero Mayaco, madre de tres niños en la localidad de Puerto Almacén, cerca de Trinidad. “Me tumbó también mi casita. Tuvimos que vivir tres meses en la carretera bajo una carpa. Se enfermaron los hijos. Ésa es la razón porque estoy trabajando los camellones ahora. No quiero que se pierda todo lo que está sembrado de nuevo por el agua.” Inundaciones, "una bendición" Unas 400 familias se han registrado en el proyecto en cinco localidades, cultivando principalmente maíz, yuca y arroz. Muchas de las parcelas aún se encuentran en fase experimental, pero las primeras señales son prometedoras. Todo indica que la productividad está mejorando. “Los camellones nos van a ayudar cuando vienen las inundaciones”, afirma Maira Salas de la localidad de Copacabana, unos veinte minutos en bote bajando por el río Ibaré. “Los plátanos, la yuca, normalmente se mueren rápido. Los camellones son más altos para que pueda sobrevivir todo lo que está arriba.’ "Nuestros antepasados eran valientes, fuertes. No tenían tractores, es increible", señala la agricultora Maira Salas. ‘Yo me siento muy orgullosa de ser de acá. Estamos aprendiendo de nuestra cultura de muchos años atrás. Recién empezamos a entender que nuestros antepasados habían vivido así y habían sobrevivido. La gente era tan valiente, tan fuerte. No tenían tractores. Es increible.’ El proyecto busca que los agricultores vean las inundaciones no como una carga, sino como una bendición. Durante la época de lluvias, vastas extensiones de tierra en el Beni se encuentran bajo agua durante meses, salvo en las zonas elevadas. Cuando las aguas retroceden hacia los tributarios del Amazonas, se llevan consigo nutrientes, dejando atrás un suelo arenoso donde es difícil cultivar. En el proyecto de los camellones, en cambio, el agua que queda tras las inundaciones es utilizada para aumentar la fertilidad del suelo e irrigar en tiempos de sequía. En pocas palabras, de ser víctimas de las inundaciones, los agricultores se transforman en dueños de su destino, capaces de aprovechar el exceso de agua en forma ventajosa. Combatir el cambio climático La organización no gubernamental internacional Oxfam apoya el proyecto, porque ofrece a los agricultores pobres una forma de adaptación al cambio climático. El proyecto busca que los agricultores vean las inundaciones no como una carga, sino como una bendición. Ampliar imagenSi como predicen muchos expertos, los ciclos de El Niño/La Niña se incrementarán en intensidad y frecuencia, el proyecto podrá ayudar a familias pobres a enfrentar en mejores condiciones las lluvias impredecibles y los eventos climáticos extremos. “No importaría ya cuándo lleguen las lluvias, puesto que el exceso de agua puede ser manejado en forma efectiva en cualquier época del año”, señala Oscar Saavedra. Otra ventajas potenciales del esquema incluyen: •El sistema utiliza fertilizantes naturales, en particular plantas acuáticas de los canales llamadas “tarope”, que también purifica el agua. •Los canales también proveen un medio para piscicultura y cultivo de plantas para forraje •Los camellones pueden constituir un banco de semillas natural a salvo de inundaciones •El sistema reduce la necesidad de talar bosque. Esto se debe a que en el sistema tradicional la tierra se agota luego de dos o tres años, lo que lleva a los agricultores a buscar nuevos terrenos y talar bosque para crear parcelas cultivables. La técnica de camellones tiene numerosas ventajas, pero algunas participantes del proyecto señalan que la prueba de fuego del sistema será en un año de grandes inundaciones o sequías. Este proceso podría ser repetido en otras zonas con condiciones similares a Beni, en países como Bangladesh, India y China. Podría ayudar a reducir el hambre en el mundo y a combatir el cambio climático. Oscar Saavedra, Fundación Kenneth Lee También hay otros desafíos. Uno de ellos es asegurar un ingreso para las familias, tal vez mediante el cultivo de hortalizas. Otro es vencer el escepticismo de aquellos habitantes según los cuales el sistema de camellones lleva demasiado tiempo y esfuerzo, en comparación con otras fuentes de empleo. Oscar Saavedra, quien experimentó durante seis años en su propio jardín para optimizar la compleja hidrología del sistema, está convencido de que el proyecto de camellones puede ser extendido, incluso a otros países. “Este proceso podría ser repetido en otras zonas con condiciones similares a Beni, en países como Bangladesh, India y China. Podría ayudar a reducir el hambre en el mundo y a combatir el cambio climático”.

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