La Montaña de Plata y la complejidad de su explotación.
El monte tenía 5.183 metros de altura sobre el nivel del mar y su circunferencia era de una legua (5.573 m).
Su cúspide semejaba un cono perfecto.
Un lugar hostil y casi árido, muy por encima del límite de la vegetación arbórea.
El cerro se constituía como una roca ignea cuya masa interior estaba impregnada de materias metálicas en todas direcciones; contenendo metales de plomo, estaño, cobre, hierro, pero distinguiéndose principalmente por su gran abundancia de metal de plata en forma de cloruros y sulfuros.
En realidad en Potosí no existía una sola mina de plata, sino muchas. Todo el cerro era un inmenso depósito argentífero al que se accedía por varios lugares. Llegó a tener más de 5.000 bocaminas y socavones, muchísmos de ellos interconectados.
El gran problema consistía en que estaba enclavado a 4.070 metros de altura. Ponerlo en producción suponía llevar la colonización al techo del mundo americano, una zona desolada y fría, donde no vivía nadie.
Por tanto, fue necesario llevarlo TODO: mineros, herramientas, trabajadores, ganado, alimentos... absolutamente todo. Esta fue la mayor complicación.
Principales bocanas del Cerro de Potosí
En 1546, año siguiente del hallazgo de la mina, se fundó allí la Villa Imperial de Potosí.
A los pies de Cerro Rico se dió el surgimiento de un núcleo humano como no se había dado antes en Europa y América. De un reducto inicial de 170 españoles y 3.000 indígenas, a los dos años se habían construido 2.500 casas que albergaban a 14.000 personas.
Después el crecimiento se tornó vertiginoso: En Potosí, se dejaron atrás los seculares trazos de las ciudades milenarias del Oriente Medio. Se sobrepasó las formas de vida económica y social de los núcleos romanos. Y se dió un salto inesperado de la simple agrupación municipal a una concentración intensa en demografía. negocios, lujos, mercados, riqueza y fama.
La villa semejaba un enjambre humano.
Las numerosas órdenes religiosas se asentaron sucesivamente y con el apoyo de los ricos mineros levantaron 32 templos y varios conventos, cuya arquitectura rica y variada se conserva aún, al igual que casonas fastuosas y otras edificaciones administrativas.
Para conseguir trabajadores indios el virrey Toledo recurrió a la mita, obligando a los pueblos indígenas a suministrar 13.500 naturales para las minas. Así podía tener 4.000 trabajando, mientras descansaban otros 9.000.
La Montaña de Plata y la complejidad de su explotación
El monte tenía 5.183 metros de altura sobre el nivel del mar y su circunferencia era de una legua (5.573 m).
Su cúspide semejaba un cono perfecto.
Un lugar hostil y casi árido, muy por encima del límite de la vegetación arbórea.
El cerro se constituía como una roca ignea cuya masa interior estaba impregnada de materias metálicas en todas direcciones; contenendo metales de plomo, estaño, cobre, hierro, pero distinguiéndose principalmente por su gran abundancia de metal de plata en forma de cloruros y sulfuros.
En realidad en Potosí no existía una sola mina de plata, sino muchas. Todo el cerro era un inmenso depósito argentífero al que se accedía por varios lugares. Llegó a tener más de 5.000 bocaminas y socavones, muchísmos de ellos interconectados.
El gran problema consistía en que estaba enclavado a 4.070 metros de altura. Ponerlo en producción suponía llevar la colonización al techo del mundo americano, una zona desolada y fría, donde no vivía nadie.
Por tanto, fue necesario llevarlo TODO: mineros, herramientas, trabajadores, ganado, alimentos... absolutamente todo. Esta fue la mayor complicación.
Fuente:www.gabrielbernat.es