Profesora Adriana N. Abbattista
Fuente:https://fido.palermo.edu
El traje infantil argentino de principios del siglo XX
Durante el paso de las décadas del siglo XX, el traje infantil fue evolucionando de acuerdo al contexto social y a los distintos avances tecnológicos que fueron dando espacio a nuevos materiales textiles ideales para la comodidad del niño. Mediante el análisis de fotografías del siglo, se observa que, a principios de 1900, no se generaron muchos cambios. Sin embargo, se percibe que, cuando se los consideraban hombrecitos, los pantalones se alargaban hasta los tobillos, como los de un adulto. Los niños mantuvieron la silueta, pero en las niñas, se sumaron los vestidos que cortaban en la cintura generando un bombeé en la parte superior del cuerpo, y aquellos de corte sobre la línea de busto, donde continuaba en evaseé hacia el ruedo del vestido.. Adquirieron mangas con volumen desde el hombro hasta el codo (incluso en los sacos), formando igual silueta que las piernas de los niños con los pantalones bombeé . También se distinguen vestidos estampados con motivos muy pequeños en el traje de niñas. Llegando a la primera década del siglo, el traje infantil, más que nada el de niña, cambiaba rotundamente. Los vestidos marcaban la cintura o eran entallados hasta debajo del busto resaltando dicho entalle con un lazo atado en la espalda. Desde allí se desarrollaba un evaseé, terminando por encima de la rodilla. Las medias eran cortas, hasta por encima de los tobillos, y los sacos muy similares al de los niños pero del mismo largo que los vestidos.
Los pantalones largos, despiden de la niñez
Fuente: https://www.diarioel9dejulio.com.ar/noticia/91431...Este es un pedazo de historia personal en la vida de un muchacho nuevejuliense de la década de 1940, y es al mismo tiempo, las de muchos chicos de entonces, le esperaban con ansias el momento de dejar de usar pantalones cortos para ponerse los largos.
Hace varias décadas atrás, la moda juvenil, como tal, prácticamente no existia. Lo corriente era copiarse de los mayores, vestirse de grande. Empero, arreciaba aún para los jovencitos la costumbre del pantalón corto.Esta indumentaria, para algunos que ya no eran tan chicos constituía una verdadera tragedia, pues los embretaba en una imitación del adulto que no eran y les creaba conductas de minusvalía, embarazosas e impropias de la edad. Un chico con traje y pantalón corto era un disfrazado de hombre (o medio hombre), un comerciante con saco, cuello y corbata. El problema no era por lo que el chico llevaba puesto a los cuatro años, sino a los catorce. Porque usar pantalón corto cuando no se había ingresado en la escuela primaria era, después de todo, una contingencia, pero persistir con ellos cuando se estaba en el secundario, para los chicos era una falta de consideración.
Puede parecer esto curioso, pero un aviso comercial de la Tienda “Blanco y Negro”, de la década de 1940, vendía trajes de pantalón corto, tipo colegial, para “hombrecitos de seis a quince años”, y pantalones cortos extrarreforzados “para niños de dos a quince años”.
Entrada la década del ’50, el panorama no cambiaba mucho, pues venían catálogos de casas renombradas, en los cuales se ofrecían ropas más severas: “ambos para niños de pantalón corto hasta 16 años”, y “pantaloncitos de 5 a 16”.
Ponerse los pantalones largos, además de ser una consigna declamatoria, implicaba para el muchacho, recientemente púber asumir transformaciones físicas, ambiciones y complejos que el primer año del colegio secundario trae de golpe.
Culturalmente, el ingreso en la secundaria requería el pantalón largo. Sin embargo, no era tan sencillo. Las mamás demoraban la puesta por varias razones: biológicas, porque el pantalón largo simbolizaba el fin de la niñez y el niño cobraba alas; posesivas, pues en el afán de no perder la “propiedad” del menor, les hacía pensar que el pantalón largo sería algo así como darles una libertad de hombre, que por las causas impuestas por los hábitos de mitad del siglo el jovencito todavía no merecía.
La actitud hacia el pantalón corto en un adolescente era padecida en carne propia. Las bromas, a veces, avergonzaban: “¡Bájalos a tomar agua!”, era común que le dijera con picardía algún amigo que ya usaba los largos, o del almacenero que siempre estaba atento a esos detalles.
En los sectores populares, donde los chicos sólo llegaban al sexto grado, el final de la escuela primaria marcaba el ingreso al mundo laboral. Para muchos, el primer pantalón largo del joven obrero era el overol de loneta azul, ropa de trabajo muy resistente.
Los años fueron pasando, ya que yo pantalones largos vestidos con medias tres cuartos quedaron en el recuerdo....
Actividad 1
a- Lee y busca el significado de las palabras evassé y bombeé con relación a la ropa.
b-¿Qué simbolizaban los pantalones largos en el tiempo que relata el autor?
c-¿Observas alguna tradición o costumbre actual que marque el pasaje de la niñez a la adolescencia?
d-Pregunta a tu papá, abuelos como fue su infancia, juegos y costumbres. Escribe. ¿Qué recuerdos tienes de la tuya?