LOS QUILMES NOTA DE DARDO ABBATTISTA
La unión de los Quilmes
Colaboración del periosita Dardo Abbattista de su web
www.kilmesblog.com.ar
Los dos se llaman Francisco, los dos tienen la misma edad,
los dos tienen una historia y un nombre en común: Quilmes. Pero no sólo cuentan
con 58 años; Chaile, el cacique de la COMUNIDAD INDIA QUILMES de Tucumán, y
Gutiérrez, el Intendente de Quilmes, sino que Simón, el hijo más pequeño del
jefe comunal, acaba de nacer el mismo día que Chaile vino al mundo: un 24 de
julio. A mi entender esta coincidencia histórica; sencilla, bien nuestra, bien
de América, bien de Quilmes, cuenta, resume e ilustra en uno de sus picos más
altos (un intendente y un cacique) lo que estamos vivenciando desde hace
dieciséis años, quilmeños y quilmes; un poco lo que dice el título y otro poco
lo que vamos a contar:
1993 – Quilmes – Tucumán. Se encuentran en el Valle, el
artesano y el pintor. Diego Miño, el pintor, golpea la puerta, ella se abre y
don Jesús Costilla, el artesano, escucha: Buenas, soy de Quilmes, Buenos Aires,
vine en busca de los quilmes, me dijeron que viven aquí. ¿De dónde es usted, de
Quilmes?, ¿Yo soy de Quilmes, yo soy Quilmes? Y agrega: Pero si usted dice que
es de Quilmes, pase, debe ser pariente. Y el pariente pasó y juntos, don Jesús
Costilla y Diego Miño son los señalados de abrir la puerta de esta historia. Al
rato nomás cayeron más y más miembros de la Comunidad para conocer al pariente,
y le hicieron una ronda, dieron unas vueltas a su alrededor, observándolo. Algo
muy grande estaba sucediendo. Y el pariente al cabo de un rato y de algunas
pinturas que realizó, les propuso: ¿No quieren venir a Quilmes de Buenos Aires,
así cuentan sus vivencias? Sí, dijeron, pero agregaron, nosotros no contamos
con fondos para poder viajar.
1993 - Quilmes – Buenos Aires ...
Financiados por el flaco bolsillo del pintor, corazón grande, llegan
por vez primera para el 14 de agosto, Teresa Chaile, don Jesús Costilla y
Teófilo Yapura. Por su cuenta y dentro del mismo contingente de los
primeros quilmes, también arriban Delfín Gerónimo y Santiago Santos. Se alojan en el Hotel
Astrid de Quilmes, hoy Poland. Recuerdo aquel momento. No bien me
enteré les acerqué el primer número de mi revista que acababa de salir,
el 10 de junio. No sé que pensarán —les dije—, que alguien que vive en el asfalto les ponga el nombre de su pueblo a una revista. En ese momento —como casi todo Quilmes— ni enterado estaba de que ellos vivían. Se las dejé y pasé urgente al otro día para saber qué les había parecido: muy linda la revista, pero nosotros existimos, me largó Delfín. Y ahí nomás junto con Víctor Gabriel Gullotta
les realizamos un reportaje que después publicamos, en el número dos de
septiembre de aquel año. Lo titulamos: la historia sin fin. En algunos,
la noticia, generó estupor porque tenían que barajar y dar de vuelta;
en otros, mayoría, alegría por enterarse de que los quilmes estaban
vivos. Y, aquella primera vez, también recuerdo, los quilmes exponen sus
artesanías en el colegio Mancedo ubicado en el centro de la ciudad.
Hasta allí se dirigen el Intendente de Quilmes, Aníbal Fernández, del
brazo de su señora esposa, y el Secretario de Cultura, Ariel Bucich,
quien mantiene el siguiente diálogo con Teófilo Yapura:
- Dígame —le dice el funcionario, uno de los mejores secretarios de cultura, sino el mejor hasta el momento—,¿cómo sé yo que ustedes son quilmes? (en aquel entonces se dudaba de que fueran tales, porque la historia oficial los había pretendido sepultar)
- Porque nosotros no mentimos señor, somos quilmes, le contestó Teo; o Grillo, para los amigos.
1995 – Quilmes - Buenos Aires. Entre Lucrecia Lombán, integrante de la Asociación Permanente por los Derechos Humanos de Quilmes, la arquitecta María Elena de Villaflor
y quien escribe, organizamos la segunda venida de los quilmes
financiada con nuestros magros bolsillos. Y el 24 de agosto la
biblioteca Mariano Moreno —que nos brindó todo el apoyo para aquella charla que dieron los propios quilmes, al igual que nuestros amigos y familiares—,
vio colmada sus instalaciones con alrededor de 500 personas. Más que
una biblioteca, parecía una fiel tribuna de cualquier estadio de fútbol.
Nunca la ví así, se sorprendió el profesor de arte, Pedro Costa , quien trabajaba en el lugar. Estuvieron presentes, Teresa Chaile, Teófilo Yapura, don Jesús Costilla, Delfín Gerónimo y Santiago Santos. También estuvo en la Moreno el profesor Quiroga de Catamarca junto con el mapuche, Marcelo Pintihueque. Ahí tuve el gusto de conectar al PAQ (Proyecto Arqueológico Quilmes) —una feliz iniciativa que se plasmó, bajo el gobierno de Aníbal Fernández— con los quilmes. Delfín, ese día, le largó a Mónica Cereda, integrante del Proyecto, junto con Zunilda Quatrín y Carolina Camporotondo, no queremos ser objeto de estudio de nadie. La frase venía a cuento porque las investigadoras se habían lanzado a excavar la Plaza San Martín, y manos indígenas habían pintado: no a la profanación de nuestro cementerio.
El PAQ se propuso, y lo logró en gran parte, bucear en las raíces de Quilmes y, principalmente, en la de los quilmes. Delfín —intervine— escuchalas son muy buenas. Él estaba un tanto cansado de que los investigadores, los arqueológos, los antropólogos, los sociólogos, los ólogos, como les dice Gerónimo, tratasen a los indígenas como objetos de estudio y no como protagonistas de la Historia. A partir de este encuentro, y antes de terminar su mandato, Aníbal Fernández, es decir, el Municipio de Quilmes —ahora sí—,
envía al Proyecto Arqueológico Quilmes hacia el Valle para que se
interioricen mejor de la situación. Quinientas personas fueron un número y ayudaron para que la Municipalidad se despabilara, tomara cartas en el asunto y, por fin, creyera en lo que le estábamos diciendo.
Y así, entre los quilmes, Costilla, Yapura, Gerónimo, Chaile, Santos (1993)... y los quilmeños Miño, Giallombardo y el diario El Sol (1993), Gullotta, quien escribe y la revista Los Indios Kilmes (1993), Fernández, Bucich y el Municipio de Quilmes (1993), Cereda, Quatrín, Camporotondo, Frankovic y el Proyecto Arqueológico Quilmes (1995)
dimos los primeros pasos en dirección a la unión, entre los dos
Quilmes, el de Tucumán y el de Buenos Aires. Nos tocó ser de los
primeros oídos —no los únicos—, en
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.